19 marzo 2012

Un día no cualquiera.



Espero el día en el que sientas lo mismo que siento yo. En el que las ganas de verme sean las mismas ganas que tengo de verte. En el que el cosquilleo de mis tripas al sentirte cerca, lo sientas tú. El día que me eches de menos cada minuto que paso alejada de ti, como yo te echo de menos. En el que dibujes una sonrisa al verme feliz, porque tú me has hecho feliz. El día que te sientas enormemente afortunado de tenerme a tu lado, en el que averigües que soy lo más importante de este mundo. Ese día en el que digas todo lo que has callado a ese momento, solo si bueno es, si se tratase de nosotros. En el que recuerdes todas las fechas, a pesar de ser un chico. Aquel en el que cuando escuches mi nombre me recuerdes y tengas ganas de llamarme, y no parar hasta escuchar mi voz al otro lado del teléfono, aquel en el que te preocupes de mí constantemente, aquel en el que estés pendiente de mí a cada segundo. El día en el que me beses sin parar, o me agarres tan fuerte que no me dejes marchar. En el que me prometas cosas que cumplirás, en el que seamos felices para siempre. Espero el día en el cual me levanté y seas lo más bonito que tengo a mi alrededor al abrir los ojos, aquel día en el que me quede dormida a tu lado, y que seas la última persona a la que hayan observado mis ojos color marrón. Y no quiero solo un día, quiero que sean el resto de mis días así, el resto de tus días.

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Quizás te ayudaría comer maquillaje, pues de ese modo tal vez seas bonita por dentro también.
Es díficil saber si mañana seguirás pensando en lo mismo que hoy. Pues tal vez, las cosas, de un día para otra, puedan cambiarse.
Planeo una escapada, y si te vienes conmigo no me importa donde ir, improvisaremos.